Los viejos hábitos son como los muertos vivientes, no se quedan bajo tierra.
Esto que parece sacado de la serie de televisión The Walking Dead, es lo que seguro te ha sucedido cuando has querido hacer algún cambio en tu organización.
Cuando hacemos un cambio en la estructura organizativa, o las formas de trabajar de los equipos, siempre nos visitan los viejos hábitos. Incluso en los casos más favorables, cuando todas las personas involucradas en el cambio están a favor del mismo. Por ejemplo, cuando pasamos de una jerarquía muy marcada a una estructura basada en equipos autogestionados. El zombie hace que las personas, cuando tienen que una tomar una decisión, esperen que se les diga lo que tienen que hacer.
Así son las estructuras zombies organizacionales. Estructuras que, por el hábito generado, permanecen en la organización aunque se hayan creado otras que las sustituyen. El error de las personas que lideran estos cambios es creer que el problema está en las personas, dejando a su libre albedrío a la estructura zombie que parasita a las personas.
Para entender estos zombies haré una analogía pedagógica con la ingeniería de materiales. Cuando se quiere deformar un material, la ingeniería tiene en cuenta lo que llaman el límite de elasticidad y plasticidad (Ley de Hooke). Es decir, todo material elástico, al aplicarle una fuerza concreta cambia su forma. Pero debido a la elasticidad, el material deformado, cuando se deja de ejercer dicha fuerza, al no perder sus propiedades, vuelve a su forma original. A no ser que la fuerza ejercida sea tal que altere la estructura molecular del material en cuestión. En ese caso el material queda deformado.
Esto es justamente lo que pasa cuando queremos cambiar algún tipo de estructura organizacional que involucre a personas. Creamos un nuevo proceso, se lo comunicamos a los involucrados, en el mejor de los casos se da formación al respecto, y ¡voilà!, creemos que ya se tiene que producir el cambio. Es lo que llamo pensamiento mágico organizacional.
El pensamiento mágico organizacional, en este caso, no tiene en cuenta que la fuerza aplicada para generar un cambio tiene que ser constante y prolongada en el tiempo. Los cambios son el resultado de procesos acumulativos. La clave está en sostenerlo de manera consciente (martillo pilón). Parafraseando a James Clear podríamos decir que “los hábitos requieren de paciencia”.
Matar un zombie es muy difícil, entre otras cosas porque ya están muertos. Por eso lo primero que hay que hacer es identificar qué le hace revivir. En la ficción siempre es la parte del cerebro, por eso lo único que los elimina es dañar gravemente su cabeza. En el caso de las estructuras zombie organizacionales lo que les hace revivir es el hábito, de ahí que una buena manera de eliminarlos sea: acciones orientadas al cambio + martillo pilón + paciencia.
Posible maniobra para matar estructuras zombies organizacionales:
- Crear un rito de paso. Comunicar de forma pública y transparente el objetivo del cambio en cuestión, involucrados y el sentido que tiene en la estrategia y propósito de la organización.
- Redefinir los roles que se vean afectados por este cambio, y no me refiero solamente a la parte funcional únicamente, sino también a: responsabilidades, comunicación, funciones, límites, dependencias, etc.
- Darse un tiempo de pilotaje y observación consciente. Reuniones periódicas con el único cometido de puesta en común de la parte operativa y de gobernanza, independientes de las que haya sobre objetivos de la tarea.
- Crear un sistema de feedback compartido y sacar aprendizajes. Forma transparente, segura y conocida de poner encima de la mesa lo que esté funcionando y lo que no. Sin entrar en la parte personal, sino en la parte funcional de cómo está funcionando la propuesta de cambio.
- Se puede contar con refuerzo exterior, al equipo u organización, que ponga encima de la mesa lo que no pueden ver las partes implicadas.
El problema con los zombies organizacionales no es su existencia en sí, ya que siempre estarán al inicio de todo cambio, sino que acosan y debilitan los esfuerzos de cambio, pudiendo dejar la motivación del cambio sin vida. Por eso es tan importante tener en nuestra caja de herramientas de cambio organizacional formas de matar zombies.
— Notas:
* La frase original de James Clear es “La maestría requiere de paciencia”.
— Referencias:
Anicich. E.M, Lee. M, y Sánchez Celi, J.P. (21 Marzo 2024) “The Challenges of Becoming a Less Hierarchical Company”. Disponible en https://hbr.org/2024/03/the-challenges-of-becoming-a-less-hierarchical-company
Clear, James (220) Hábitos atónicos. Diana.